El verdadero origen del brote de sarampión, ¿casualidad o planificacion? El misterio del paciente cero

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ByTIVA

10 abril 2025
El verdadero origen del brote de sarampión, ¿casualidad o planificacion? El misterio del  paciente cero

Cuando hablamos de epidemias o brotes de contagio que se transmiten exclusivamente de ser humano a ser humano, siempre existe lo que se conoce como el paciente cero. El sarampión es una de esas condiciones contagiosas que siempre se originan en un ser humano. La ciencia misma establece que el virus del sarampión necesita un paciente cero para comenzar su propagación.

Por esta razón, el virus solo puede persistir si hay alguien que lo porte y lo transmita. Sin embargo, esto es naturalmente insostenible, ya que el virus se transmite tan fácilmente que acaba infectando a todos en su entorno rápidamente, dejando de tener fuerza e individuos a quién contagiar. Tarde o temprano, sin nuevos contagios, el virus se extinguiría.

Entonces, ¿cómo es que sigue apareciendo? Y si ese paciente cero es el primero, ¿de dónde y con qué se contagió? ¿Fue intencional o accidental? ¿Quiénes tienen acceso a este virus y lo conservan y protegen?

La única manera en que el virus continúa es si se libera deliberadamente en nuevos focos, lo que da paso a nuevos «pacientes cero». Las probabilidades de que esto ocurra de forma natural son matemáticamente insignificantes.

Además, el virus se debilita a medida que pasa de persona en persona, y con el tiempo podría convertirse en un virus endémico, leve e incluso indetectable, ya que no causaría síntomas graves ni representaría peligro. Pero si el virus es selectivamente esparcido en grupos aislados, entonces es que vemos brotes que parecen surgir “de la nada”

Esto nos lleva a una conclusión inevitable: ya sea por implantación directa o a través de métodos indirectos, siempre hay una vacuna o algun producto que contienen el virus y llega hasta el paciente cero. Una de las formas posibles es a través de niños vacunados que no desarrollen inmunidad, lo cual está documentado en los datos oficiales del propio gobierno, que indican que entre un 3 % y un 7 % de los niños vacunados contra el sarampión no generan inmunidad.

Eso significa que por cada 100 niños vacunados, entre 3 y 7 podrían convertirse en portadores del virus. Y, sin embargo, a quienes se culpa de los brotes es a los no vacunados, lo cual no tiene lógica alguna, ya que un niño no vacunado no puede desarrollar sarampión a menos que entre en contacto con alguien infectado.

Si se rastrease al portador original, encontraríamos que ese paciente cero es alguien vacunado que no desarrollo inmunidad o alguien que fue directamente expuesto al virus, que solo puede provenir de las farmacéuticas o laboratorios que lo guardan y manejan.

En otras palabras, todo brote de sarampión comienza con una persona que fue inyectada con un producto que contenía el virus, ya sea en forma de vacuna o por otro medio directo. Esto no sería algo sin precedentes. Las farmacéuticas han sido multadas, demandadas y hasta acusadas judicialmente por prácticas antiéticas en el pasado. El problema es que, al igual que con el COVID-19, controlan los medios de comunicación, a muchos cientificos y a la mayoria de los representantes del gobierno quienes de inmediato culpan a los no vacunados, cuando la evidencia apunta en dirección contraria.

Un dato importante: a quien le da sarampión naturalmente, no le vuelve a dar. Pero a los vacunados con el virus atenuado sí les puede dar más de una vez, y además pueden contagiar a otros.

¿Cuál podría ser la motivación detrás de un acto de tanta envergadura y consecuencias? Por supuesto: el dinero.

Históricamente, nos encontramos en un periodo sin precedentes, donde un secretario de Salud cuestiona abiertamente —quizás por primera vez— el uso de las vacunas. A esto se suma que la resistencia a la vacunación en estados mayoritariamente republicanos es más alta que nunca, lo que crea los focos perfectos para que el brote se propague entre individuos que nunca han estado expuestos al virus, ni en su forma salvaje ni atenuada. Todo esto bajo la publicidad manipulada provocando así un mayor impacto mediático y social.

Por supuesto, todo esto es especulativo, pero no existe otra explicación lógica para brotes que aparecen súbitamente sin fuente clara, y donde se rehúsa a buscar e identificar al paciente cero. El sarampión no aparece de la nada. Se debe investigar, rastrear y encontrar al paciente cero. En la posibilidad de que se determinara que este y otros brotes han sido de carácter intencional, no se debe conformar con simples  demandas civiles: debe aplicarse todo el peso de la ley.

Pero para que esto pase, el pueblo tiene que estar alerta y despierto. Porque todavía hay quienes duermen creyendo en murciélagos que originaron el covid.

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