A diario recibimos múltiples llamadas fraudulentas. Y cada vez son más.
Lo más preocupante de esta situación es que, en Puerto Rico, donde una parte significativa de la población está compuesta por adultos mayores, este tipo de estafa representa un peligro grave. Los ancianos son, por naturaleza, más vulnerables: confían, no siempre dominan la tecnología, y en muchos casos, viven solos. Los estafadores lo saben… y se aprovechan.
En Estados Unidos, las estadísticas son alarmantes. Según la Comisión Federal de Comercio (FTC), en 2023 se reportaron pérdidas que superan los $10 mil millones debido a fraudes. Las estafas de impostores (personas que fingen ser empleados de compañías, familiares o agencias gubernamentales) fueron las más comunes, con pérdidas de $2.7 mil millones. Y lo más relevante para nosotros: las llamadas telefónicas son el segundo método más común usado por estos delincuentes para cometer fraudes.
En Puerto Rico, la situación no mejora. Informes recientes indican que en el segundo trimestre de 2023, los fraudes telefónicos aumentaron en un 375%. Un aumento drástico y preocupante, sobre todo porque en muchas ocasiones estas estafas no se denuncian, ya sea por vergüenza o por desconocimiento.
A pesar de estas cifras tan serias, las autoridades estatales y federales no están haciendo lo suficiente. A pesar de que las llamadas telefónicas fraudulentas son la segunda causa de fraudes en Estados Unidos, los mecanismos para rastrear y enjuiciar a estos criminales son lentos, limitados y, en muchos casos, inexistentes. Los delincuentes operan desde fuera de la isla —incluso desde otros países— y con tecnología que enmascara sus números reales, dificultando su localización.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Aquí algunos consejos prácticos para protegernos —y especialmente proteger a nuestros adultos mayores:
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Configura el teléfono de tus padres o abuelos para que solo puedan recibir llamadas de números conocidos. La mayoría de los teléfonos inteligentes permiten crear listas de contactos aprobados.
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Enséñales a no contestar llamadas de números desconocidos. Si es importante, la persona dejará un mensaje.
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Recuérdales que nunca deben compartir información personal por teléfono, como su número de Seguro Social, datos bancarios, o códigos de verificación.
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Instala aplicaciones de bloqueo de llamadas sospechosas, como Hiya, Truecaller o las funciones nativas de spam de los teléfonos Samsung o iPhone.
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Si reciben una llamada sospechosa, cuelguen de inmediato. No discutan, no pregunten, no respondan.
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Reporta la llamada a la policía o al FTC (ftc.gov). Aunque parezca que no se hace nada, cada denuncia suma evidencia y permite establecer patrones.
La tecnología está del lado de los delincuentes, pero con conciencia, educación y vigilancia podemos proteger a nuestros seres queridos. No esperes a que un familiar sea víctima. Actúa hoy.