Por Tiva TV
En Estados Unidos, las noticias no dejan de girar en torno a las listas de Jeffrey Epstein y las interminables discusiones sobre el Russia Gate. En Puerto Rico, la atención pública se enfoca en las polémicas de figuras como Bad Bunny. Estos temas ocupan titulares, redes sociales y conversaciones, pero mientras nos mantienen entretenidos con controversias políticas, culturales y de farándula, la realidad cotidiana de la gente sigue en franco deterioro.
No es casualidad. Parece casi una estrategia bien calculada: gobiernos y medios de comunicación nos bombardean con temas que polarizan, dividen y mantienen a la población discutiendo entre sí, mientras los verdaderos problemas –los que afectan nuestra vida diaria– quedan relegados al olvido. Nos distraen para que no veamos lo esencial.
Porque mientras debatimos quién tiene la razón, la economía se hunde. El trabajador puertorriqueño se enfrenta a salarios que no alcanzan para cubrir ni lo básico, el costo de vida sube cada mes y el acceso a un sistema de salud digno se hace cada vez más inalcanzable. La clase media vive atrapada entre deudas y servicios deficientes, sin la seguridad de un futuro estable. La clase trabajadora sufre aún más: largas horas de trabajo para apenas sobrevivir, atención médica limitada y pocas oportunidades para mejorar su calidad de vida.
Y es aquí donde debemos reflexionar: ¿qué ganamos discutiendo sobre quién es mejor o peor en política, o si un artista representa o no la cultura? Ninguna de estas distracciones paga nuestras cuentas, cura nuestras enfermedades, mejora nuestras comunidades ni resuelve las carencias que enfrentamos día a día.
Todo parece indicar que los gobiernos y los grandes medios prefieren mantenernos entretenidos, distraídos y divididos, mientras nuestra situación individual se sigue deteriorando lentamente.