Por el equipo editorial de TIVA TV y Olga Ocasio
En los protocolos de salud pública, especialmente en el ámbito pediátrico, se han establecido lineamientos rígidos. Sin embargo, una delgada línea separa la protección genuina del menor y la intromisión arbitraria en los derechos fundamentales de los padres. Este dilema se vuelve especialmente delicado cuando entramos en el terreno de la vacunación de calendario y las decisiones clínicas tomadas por percepciones, no por hechos verificables.
👨👩👧 El Derecho Constitucional de los Padres
En Estados Unidos y Puerto Rico, los padres conservan el derecho constitucional de tomar decisiones médicas sobre sus hijos, amparados por:
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La Primera Enmienda (libertad religiosa),
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El Derecho al debido proceso (protegido por la 14ª Enmienda),
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Y por múltiples precedentes judiciales que han reconocido que el Estado no puede sustituir el criterio de los padres sin una causa legal clara y específica.
💉 El Problema con las “Percepciones Clínicas”
Según algunos manuales de enfermería pediátrica, especificamente en el Pediatric Nursing indica que si una enfermera “sospecha” que un padre no regresará con su hijo para completar el calendario de vacunación, puede proceder la vacunación simultánea de múltiples dosis.
Pero… ¿qué constituye una “sospecha”?
Generalmente, se basa en:
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Comentarios del padre que la enfermera interpreta como rechazo,
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Condiciones sociales como falta de transporte o vivienda estable,
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Historial de inasistencias o cancelaciones médicas.
«Hoy en día, a las enfermeras se les ha instruido a vacunar con múltiples dosis a los bebés recién nacidos cuando los padres muestran dudas, hacen preguntas o cuestionan la narrativa oficial de vacunación.»
Estas son variables subjetivas, cargadas de interpretación personal, que no deberían dar pie a decisiones médicas de alto impacto sin supervisión legal y sin consentimiento pleno.
⏱️ El Consentimiento Informado: ¿Se está respetando?
Un elemento esencial y obligatorio antes de administrar cualquier vacuna es el consentimiento informado. Este proceso toma al menos 20 minutos por vacuna, sin contar las preguntas y aclaraciones que los padres puedan hacer. Involucra explicar claramente:
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Qué vacuna se administra,
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Qué beneficios y riesgos detallados existen,
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Qué alternativas hay,
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Y la oportunidad para que el padre decida libremente.
Hoy en día, médicos y enfermeras claramente no están cumpliendo con este requisito en la mayoría de los centros clínicos. El consentimiento se reduce, en muchos casos, a una firma rutinaria o una pregunta rápida sin explicación, lo que constituye una grave falta ética y legal.
⚠️ ¿Y si el padre rechaza vacunación?
Aquí es donde comienza el conflicto grave.
En Puerto Rico, Se reconocen exenciones médicas y religiosas.
Esto genera una zona gris peligrosa, donde padres sinceramente preocupados por el bienestar de sus hijos son tratados como “negligentes” simplemente por tener una postura contraria a la narrativa oficial.
Y en algunos casos, se ha notificado a servicios sociales o al Departamento de la Familia simplemente por rechazar una vacuna sin presentar los documentos requeridos, sin que haya evidencia real de daño o abandono al menor.
🧭 ¿Protocolo clínico o persecución ideológica?
El verdadero problema aquí es cuando los protocolos clínicos están diseñados para tomar acciones a partir de percepciones subjetivas y no sobre evidencia objetiva.
Una enfermera puede actuar con base en un prejuicio. Lo que para ella es “prevención”, para el padre puede sentirse como violación, acoso o intimidación institucional.
Esto abre la puerta a:
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Abuso de autoridad médica,
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Violación de derechos civiles,
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Y un precedente peligroso de criminalizar la objeción médica o filosófica.
📣 ¿Qué deberían exigir los padres?
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Respeto a sus derechos constitucionales, incluyendo su libertad religiosa y médica.
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Procesos informados y documentados, no decisiones rápidas por percepción.
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Intervención legal solo con evidencia clara de riesgo real al menor, no por desacuerdos ideológicos.
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Transparencia en los protocolos clínicos, que deben estar abiertos al escrutinio público y judicial.
🛑 Conclusión
No se trata de estar “a favor” o “en contra” de las vacunas. Se trata de algo más fundamental: el derecho de los padres a decidir el futuro médico de sus hijos sin ser criminalizados por pensar distinto.
Cuando los protocolos de salud pública dependen de percepciones y suposiciones, se abre una peligrosa puerta a la persecución institucional disfrazada de prevención.
La medicina debe cuidar, no vigilar. Debe educar, no imponer.
Y los padres merecen respeto, no sospechas.
🙏 Sabemos que no todas las enfermeras actúan así. Reconocemos y valoramos a las valientes profesionales que sí defienden la salud, la ética y el bienestar real de nuestros niños.
Fuente recomendada:
Wong’s Essentials of Pediatric Nursing, por Marilyn J. Hockenberry, Cheryl C. Rodgers y David M. Wilson.
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Ediciones recientes abordan la vacunación pediátrica en profundidad.
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Exploran el uso de esquemas “catch‑up” o recuperación, incluyendo vacunación simultánea cuando hay riesgo de pérdida de seguimiento.