El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha respaldado la reciente decisión del gobierno de Donald Trump de suspender los fondos destinados a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Bukele ha criticado anteriormente a USAID, señalando que «la mayoría de los gobiernos no quieren que los fondos de USAID fluyan hacia sus países porque entienden dónde termina realmente gran parte de ese dinero».
La administración Trump, en colaboración con Elon Musk, líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), ha tomado medidas para desmantelar USAID, argumentando que la agencia ha sido infiltrada por elementos radicales y que sus fondos a menudo benefician a políticos con agendas liberales en lugar de a las poblaciones necesitadas. Esta decisión ha llevado al cierre de oficinas, despidos masivos de personal y la suspensión de numerosos programas de ayuda internacional.
Bukele ha expresado que estos fondos, en lugar de promover el desarrollo y la democracia, se canalizan hacia «grupos de oposición, ONG con agendas políticas y movimientos desestabilizadores». Según el mandatario salvadoreño, «tal vez el 10% del dinero llega a proyectos reales que ayudan a la gente necesitada», mientras que el resto se utiliza para «alimentar el disenso, financiar protestas y socavar a las administraciones que se niegan a alinearse con la agenda globalista».
La suspensión de los fondos de USAID por parte de la administración Trump ha generado un debate internacional. Mientras algunos líderes, como Bukele, aplauden la medida, argumentando que evita la injerencia en asuntos internos y la financiación de agendas políticas, otros advierten sobre las posibles consecuencias negativas para proyectos humanitarios y de desarrollo en todo el mundo.
Esta acción refleja una postura más aislacionista de la administración Trump, priorizando los intereses nacionales y cuestionando el papel de Estados Unidos en la asistencia internacional. El desmantelamiento de USAID marca un cambio significativo en la política exterior estadounidense y plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación internacional liderada por Estados Unidos.