Colaboración especial: Olga Ocasio
Washington D.C. – mayo 2025
El multimillonario negocio de las vacunas recibió un fuerte revés luego de que la administración del presidente Donald Trump cancelara un contrato de 766 millones de dólares con la farmacéutica Moderna, destinado al desarrollo de una nueva vacuna de ARNm contra la gripe aviar (H5N1).
La decisión ha sido interpretada por muchos como una declaración directa en contra del modelo de financiamiento público de productos privados, en el que el gobierno invierte con dinero del pueblo y las farmacéuticas cosechan ganancias billonarias. A pesar de ser una de las compañías más lucrativas del sector salud, Moderna esperaba que el desarrollo, pruebas, manufactura y compra de sus vacunas fueran financiados nuevamente por el contribuyente.
El contrato había sido otorgado por la agencia federal BARDA, que bajo administraciones anteriores se convirtió en un puente directo entre fondos públicos y la expansión del complejo farmacéutico-industrial. Este patrón ha provocado preocupación creciente sobre la captura regulatoria, donde compañías como Moderna terminan influenciando decisiones de salud pública en favor de sus intereses financieros.
¿Pagamos doble?
Primero, el dinero del pueblo es usado para financiar el desarrollo. Luego, las mismas vacunas se venden a gobiernos, hospitales o aseguradoras… con precios inflados que vuelven a ser cubiertos por el sistema tributario. En resumen: el pueblo paga dos veces.
¿El origen de nuevas variantes?
Aun más preocupante, nuevos estudios sugieren que vacunas como esta, aplicadas masivamente en animales como pollos y pavos, están acelerando la aparición de variantes más resistentes, que pueden “brincar” eventualmente a los seres humanos. Este fenómeno, conocido como “presión evolutiva vacunacional”, fue documentado tras brotes aviares en Asia y Europa.
Paradójicamente, las vacunas diseñadas para contener una posible pandemia, estarían sembrando las condiciones para una verdadera. Es por eso que la administración Trump, bajo la dirección del Secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr., canceló el contrato, señalando que la tecnología ARNm sigue siendo experimental y poco ética cuando se aplica sin suficiente evaluación independiente.
Un cambio de rumbo necesario
Este movimiento representa un cambio de paradigma: se comienza a desmontar el sistema donde las farmacéuticas ganan incluso cuando fallan, y el pueblo siempre paga. Y aunque la cancelación fue recibida con críticas por sectores del lobby médico, también ha sido aplaudida por defensores de la transparencia, la ética médica y la verdadera independencia científica.
Crédito: TIVA TV
Fuentes: