Cuando el Ego Pide Escenario: El Síndrome Silencioso de los que no Pueden Vivir sin Ser Vistos

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8 julio 2025
Cuando el Ego Pide Escenario: El Síndrome Silencioso de los que no Pueden Vivir sin Ser Vistos

Título: Cuando el Ego Pide Escenario: El Síndrome Silencioso de los que no Pueden Vivir sin Ser Vistos

Por TIVA TV

Hay una condición poco hablada, pero ampliamente visible, que afecta a muchos políticos, artistas y celebridades: la necesidad constante de ser vistos, escuchados y reconocidos. Se manifiesta especialmente cuando ya no tienen poder ni protagonismo, y buscan desesperadamente regresar al escenario, de la manera que sea.

Este comportamiento no es casual. En términos psicológicos sencillos, se trata de una especie de «síndrome de abstinencia emocional», similar a una adicción. Cuando una persona ha estado en el poder —ya sea político o mediático—, su cerebro se acostumbra a recibir dopamina por cada aplauso, titular o mención. Y como cualquier adicción, cuando eso desaparece, el vacío es profundo y difícil de manejar.

Quienes no han trabajado una vida interior sólida o un sentido de propósito más allá del ego, sienten que sin público no existen. Esto los lleva a hacer publicaciones absurdas, declaraciones polémicas o intentos forzados de regresar al poder. No para servir, sino para alimentar una identidad rota que ya no sobrevive sin el reflector.

Este fenómeno, conocido en psicología como narcisismo compensatorio, no siempre nace de maldad, pero sí de inseguridad profunda. Estas personas no buscan ser útiles: buscan sentirse vivos a través de la atención.

El verdadero problema no es querer volver, sino el motivo. ¿Es por vocación o por vacío? ¿Por amor al pueblo o por amor a sí mismos? Distinguir esto es vital. De lo contrario, vemos a exlíderes convertidos en sombras de lo que fueron, tratando de reanimar su imagen más que servir al bien común.

¿Qué consecuencias trae esto?

  • El pueblo termina siendo usado como excusa emocional

  • Se distorsiona el concepto de servicio público

  • Se banaliza la política o el arte como vehículos de ego

  • Se rodean de aduladores y no de verdaderos colaboradores

  • Se resienten con la sociedad que “los olvidó”

La verdadera grandeza se manifiesta cuando alguien sabe retirarse con dignidad y encuentra propósito más allá de la palestra pública. Porque el verdadero líder no necesita ser aplaudido para dejar huella. Y el verdadero artista no necesita ser trending para ser eterno.

¿Tú qué piensas? ¿Has notado este patrón en figuras conocidas?

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