Plandemia Parte II

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ByTIVA

23 febrero 2025 ,
Plandemia Parte II

Temporada de Borregos

La comunidad científica y la opinión pública han reaccionado con escepticismo tras la reciente noticia de que un equipo de investigadores chinos, dirigido por la viróloga Zheng-Li Shi, ha descubierto un nuevo coronavirus en murciélagos denominado HKU5-CoV-2. Lo que genera dudas y preocupaciones no es solo la naturaleza del virus en sí, sino las múltiples coincidencias que rodean a esta investigación y su conexión con la pandemia de COVID-19.

¿Otra vez la misma protagonista?

Zheng-Li Shi, conocida en los círculos científicos como la “mujer murciélago”, fue una de las principales investigadoras del Instituto de Virología de Wuhan, el laboratorio que quedó en el centro de la controversia global por las sospechas de que el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, pudo haber escapado de sus instalaciones. Ahora, la misma científica encabeza el equipo que afirma haber identificado un nuevo coronavirus en murciélagos con similitudes alarmantes al SARS-CoV-2, incluyendo la capacidad de unirse al receptor humano ACE2, lo que podría facilitar su transmisión a humanos.

¿Estamos ante un nuevo descubrimiento genuino o simplemente una estrategia para desviar la atención sobre lo que realmente ocurrió en Wuhan en 2019?

Un patrón de eventos sospechoso

El hallazgo de HKU5-CoV-2 se produce en un momento en que la comunidad internacional sigue sin obtener respuestas claras sobre el origen del COVID-19, a pesar de múltiples investigaciones y demandas de transparencia dirigidas a China. Ahora, con este “nuevo descubrimiento”, se reavivan las sospechas de que el Instituto de Virología de Wuhan continúa involucrado en experimentos de alto riesgo con coronavirus de murciélagos, sin que haya garantías de seguridad suficientes para evitar otro potencial desastre sanitario global.

El estudio, publicado en la revista Cell, afirma que este nuevo virus tiene la capacidad de infectar células humanas y tejidos pulmonares cultivados en laboratorio. Si esto es cierto, surge la pregunta más obvia: ¿cómo adquirieron este virus, cómo lo manipularon y por qué la misma científica de Wuhan está nuevamente en el centro de la historia?

Ciencia o estrategia de control narrativo

No se puede ignorar que este tipo de investigaciones pueden tener una doble finalidad. Por un lado, es innegable que el estudio de coronavirus en murciélagos tiene valor científico y puede ayudar a comprender mejor los riesgos de futuras pandemias. Sin embargo, también es una herramienta perfecta para desviar la atención sobre el posible origen artificial del COVID-19.

Si en los próximos meses surge otra crisis sanitaria derivada de un virus similar al SARS-CoV-2, la narrativa oficial podría ser:

“Siempre hemos estudiado estos virus y sabíamos que podían saltar a humanos, por eso estamos preparados.”

Con esto, se reforzaría la teoría de que el COVID-19 fue un evento natural y no el resultado de un accidente de laboratorio.

El escepticismo sigue creciendo

El Dr. Marc Siegel, profesor de medicina en NYU Langone Health, comentó que aunque el nuevo virus parece tener capacidad de infectar humanos, su poder de transmisión es mucho menor en comparación con el SARS-CoV-2. Pero incluso si el riesgo inmediato es bajo, ¿quién garantiza que este u otro virus no sea el siguiente en saltar a los humanos bajo circunstancias sospechosas?

Además, la falta de acceso independiente a los laboratorios en China y la negativa del gobierno chino a permitir investigaciones sin restricciones han minado la confianza en cualquier anuncio proveniente de Wuhan o de sus investigadores asociados.

Conclusión: Coincidencias que ya no parecen ser coincidencias

El hecho de que la misma científica vinculada al Instituto de Virología de Wuhan ahora presente un nuevo coronavirus con similitudes al SARS-CoV-2 no puede ser pasado por alto como una simple casualidad. El patrón se repite, las preguntas siguen sin respuesta y la comunidad científica y el público tienen razones legítimas para desconfiar.

Mientras no haya transparencia total y acceso sin restricciones a los datos y laboratorios en China, este tipo de “descubrimientos” deben ser recibidos con un alto grado de escepticismo. Después de lo vivido con el COVID-19, el mundo no puede permitirse otro error… o peor aún, otro encubrimiento.

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