Víctor Ramos: Crónica de un desastre anunciado

Víctor Ramos: Crónica de un desastre anunciado

El Departamento de Salud de Puerto Rico es una de las agencias gubernamentales más importantes y complejas del país. Administra un presupuesto que supera los 1,100 millones de dólares, coordina los servicios de salud pública para toda la isla y cuenta con miles de empleados cuya labor exige una gestión eficiente, transparente y sólida.

Por estas razones, la selección de su secretario NO puede tomarse a la ligera. Ante esta responsabilidad, investigamos cuáles deberían ser los requisitos mínimos para un cargo tan sensible y exigente, tomando como referencia posiciones similares que manejan grandes presupuestos y personal numeroso. El perfil ideal debería incluir, al menos:

  • Integridad comprobada.
  • Experiencia en manejo de grandes presupuestos.
  • Transparencia fiscal.
  • Visión clara en salud pública.
  • Capacidad comprobada para liderar equipos de profesionales de la salud.
  • Conocimiento sólido de leyes y regulaciones.
  • Récord intachable, libre de señalamientos o sospechas de corrupción.
  • Trayectoria objetiva, libre de influencias económicas o político-partidistas.

Lamentablemente, el actual nominado, el Dr. Víctor Ramos, ha demostrado ser todo lo contrario.

Durante su presidencia en el Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico—una entidad con un presupuesto significativamente inferior al del Departamento de Salud—el Dr. Ramos acumuló una serie preocupante de señalamientos graves:

Manejo dudoso de fondos:

  • Bajo su dirección se recolectaron más de $1.4 millones entre los médicos para un plan médico que nunca se concretó. Hasta la fecha no se ha aclarado el destino de estos fondos.
  • Una auditoría interna reveló serias irregularidades financieras, incluyendo posibles conflictos de interés relacionados con contratos de vacunación y pruebas de COVID-19.
  • La gravedad de las irregularidades fue tal que el propio Colegio de Médicos Cirujanos presentó evidencia en su contra.

Censura y represión de la disidencia:

  • El Dr. Ramos ha sido acusado de censurar y silenciar voces críticas dentro del gremio médico.
  • Su actitud autoritaria ha derivado en demandas legales y fracturas internas, mostrando incapacidad para liderar con respeto y apertura.

Incapacidad administrativa:

  • Si el Dr. Ramos no pudo administrar adecuadamente un gremio profesional, resulta altamente preocupante considerar cómo podría manejar una de las agencias más grandes y fiscalizadas del gobierno.

La lógica es clara: poner al Dr. Ramos al frente del Departamento de Salud sería equivalente a poner a un lobo hambriento a cuidar de las ovejas. Confirmar esta nominación sería irresponsable y potencialmente devastador para el bienestar público y para la imagen del gobierno actual.

Recordemos que la derrota del pasado gobernador estuvo directamente relacionada con el mal manejo del Departamento de Salud bajo la dirección del Dr. Mellado. Las acciones erráticas y discriminatorias tuvieron graves consecuencias electorales, sanitarias y aún podrían tener consecuencias legales y criminales.

El Dr. Víctor Ramos fue una figura aún más controvertida durante este periodo. Sus declaraciones y acciones contra el pueblo y sus propios colegas quedaron ampliamente documentadas en medios y redes sociales, mostrando un patrón preocupante de burla y menosprecio hacia quienes pensaban diferente.

Su breve interinato en el Departamento de Salud ya ha reafirmado estos patrones negativos, lo que sugiere fuertemente que, de ser confirmado, podría sabotear cualquier gestión honesta y efectiva de la administración actual.

Esta designación podría tener graves consecuencias legales y económicas para Puerto Rico. Ante los señalamientos públicos sobre manejo irregular de fondos, es casi seguro que habrá investigaciones federales, poniendo en riesgo fondos críticos destinados a programas esenciales.

El gobierno federal actualmente está vigilante ante situaciones como las ocurridas en administraciones previas, especialmente en contextos donde se manejaron mal recursos y se practicó la discriminación. Confirmar al Dr. Ramos aumentaría significativamente este riesgo.

Por estas razones y muchas más, este nombramiento no debe ser confirmado. No se trata de una oportunidad política, sino de una prueba fundamental de integridad institucional. ¿Realmente queremos premiar la negligencia, la censura y la incompetencia administrativa otorgando a esta persona uno de los cargos más sensibles del país?

Por el bienestar de Puerto Rico, esperamos que los senadores evalúen esta nominación con sabiduría, responsabilidad y visión objetiva. Existen candidatos altamente capacitados, tanto dentro como fuera del partido actual, que sin duda podrían ocupar mejor esta posición. El historial del Dr. Víctor Ramos muestra deficiencias graves que lo descalifican claramente para esta responsabilidad.

Esta evaluación no responde a un capricho personal ni a una animosidad contra el individuo, sino que se basa exclusivamente en criterios objetivos de transparencia, eficiencia administrativa y liderazgo ético.

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ByTIVA